"Aprendí a corregirlos sin violencia"
Loma de Cabrera, provincia Dajabón.- “Mi papá bebía mucho. Él ha cambiado desde que escuchó del taller Canales de Esperanza y ya no bebe más. Él se está uniendo a la iglesia”, asegura Ana, de 12 años.
Canales de Esperanza busca involucrar, formar y lograr que los líderes de iglesias sensibilicen a sus comunidades de fe en la protección de la niñez.
Paula, de 43 años, es la madre de Ana. Cuenta que su esposo superó el alcoholismo gracias a la intervención de la iglesia evangélica a la que asiste y a las herramientas que aprendió cuando tomó Canales de Esperanza.
“Era un poco violento porque bebía licor, pero se ha moderado. Se daba unos jumos [borrachera] fuertes y venía peleando y estrellando las cosas. Él no le pega a sus hijos”, revela Paula.
Ana es la hija menor de Paula, quien tiene tres hijos más de 20, 17 y 14 años de edad.
A través de Canales de Esperanza, World Vision orienta a las familias sobre derechos de la infancia y cómo criar con ternura, sin maltrato y animando al diálogo en las familias.
“Los líderes de fe son de los miembros más influyentes en una comunidad. Sus creencias y valores pueden inspirar a poblaciones enteras a preocuparse y amarse unos a otros”, afirma Joselyn Rivera, coordinadora de Relaciones Eclesiales y Compromiso Cristiano de World Vision en República Dominicana.
Ana y Paula viven en el municipio Loma de Cabrera, provincia Dajabón (región noroeste) y son activas en la Iglesia Misionera Valle de Bendición. Para Ana, las cosas van mejor en su casa: “Mami y papi han cambiado mucho. Hubo un cambio bueno cuando ella fue a ese taller. Si ella ve a una persona maltratando a un niño le dice a los padres que lo deben de corregir no con golpes, sino hablando con él y con amor”, expresa.
El estudio, la iglesia y los pasatiempos son importantes para Ana: “Quisiera ser maestra de matemáticas para enseñarles a los niños. Estoy en un curso de pintura, he hecho cuadros y también estoy en un curso de piano. Mis padres me ayudan con mi educación y me corrigen bien”, dice.
Ana enseña sus dibujos.
Paula, por su parte, aboga para que más líderes de iglesias, padres, madres y tutores reciban el mensaje de Canales de Esperanza.
“Cuando yo no tenía esos conocimientos actuaba de otra forma, pero al adquirir esos conocimientos mi vida cambió con mis hijos. Aprendí a corregirlos sin violencia, hablar con ellos como si fuera una amiga. Ese taller se basa en criar a los hijos sin violencia, criarlos en disciplina y en amor del Señor”, subraya Paula.
En la iglesia a la que ambas asisten, los jóvenes tienen su propio culto los sábados, organizan charlas sobre temas de juventud y tienen escuela dominical los domingos.
El año pasado, más de 300 líderes católicos y evangélicos de distintas provincias dominicanas cursaron Canales de Esperanza.
Cada año, más de 5,000 niños y niñas son impactados por World Vision en la provincia Dajabón.