"No ayuda el que tiene, sino, el que quiere": Sofía

Lunes, Julio 20, 2015 - 18:50

No importaba ni la lluvia, ni el lodazal de las calles, tampoco las limitaciones económicas, Sofía una niña de 7 años, todos los días se esforzaba por sacar buenas notas. “Mi madre no tuvo la oportunidad de estudiar, apenas y aprendió a leer y escribir. Pero ella nos impulsaba a mis hermanos y a mí para que nos preparáramos académicamente”, recuerda Sofía.

Fue así, que  en 1989, le llegó  la oportunidad de ser patrocinada en un Programa de World Vision El Salvador  y desde entonces, no le faltaron los útiles escolares, los zapatos y los uniformes para ir a estudiar, comentó.

“Siempre mis sueños fueron más grandes que los obstáculos que vivía, por las condiciones de pobreza. Recuerdo que a través del patrocinio recibí asistencia médica, nos desparasitaban y daban vitaminas. El doctor que nos atendía llegaba con frecuencia a la comunidad. Cuando ya tuve los 10 años,  ofrecieron capacitar  a la comunidad en primeros auxilios, y me inscribí. Allí aprendí a inyectar, pero por ser una niña, nadie quería hacer la práctica de poner inyecciones conmigo, sólo el médico aceptaba, ya después los adultos me tuvieron confianza”, dice entre risas, Sofía, quien hasta este momento manifiesta que lo aprendido en el área de salud, le sirve para apoyar a otras personas.

Sofía vivía junto a su madre y sus cinco hermanos en una de las comunidades del  Municipio de  Agua Caliente en Chalatenango, el cual fue apoyado por el Programa Los Naranjos, uno de los primeros que World Vision estableció en El Salvador.

“El apoyo no me faltó en mi educación, salud y tuvimos el material educativo desde el cuaderno, hasta los uniformes y zapatos. Pero lo más importante fue saber que alguien estaba preocupado por mi bienestar…ella era mi Patrocinadora. Recibía cartas y tarjetas. Me mandaba muñecas, accesorios para el pelo, libretas, cajas de colores, tuve el honor desconocerla en fotografía, era de Puerto Rico y se llamaba Janeth”, dice Sofía.

En la actualidad, Sofía, tiene 33 años de edad y  logró su más grande sueño: Convertirse en profesional. Es Licenciada en Ciencias Jurídicas y trabaja en la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, ejerciendo su profesión.

“Recuerdo con nostalgia a World Vision, tengo en mi mente las  fiestas infantiles, las reuniones, los juguetes y el refrigerio  que nos daban en la celebración de cumpleaños. World Vision ha sido una Organización importante para mi vida, nunca carecí de un cuaderno, y siempre fui con mi uniforme completo a la escuela", relata Sofía.

 

Sofía se reencuentra con World Vision

Sofía volvió a tener contacto con World Vision en el año 2014,  a través de un Taller formativo sobre Derechos de la Niñez  y Sistemas de Protección, dirigido a Operadores del Sistema de Justicia, esto en el marco del proyecto "Fortalecimiento de los Sistemas de Protección de la Niñez".

“Cuando vi de nuevo a World Vision,  fue una grata sorpresa, y reviví todo lo que pasé de pequeña. Aun cuando han pasado muchos años, World Vision sigue allí, ayudando a la gente, especialmente a los niños y niñas. Aprendí más sobre la defensa de los derechos de la niñez. En mi trabajo veo cara a cara a la niñez maltratada y estar capacitada me hace una mejor profesional y una mejor persona para atender y apoyar a quienes lo necesitan”. expresa.

El Programa Los Naranjos estuvo en la zona de Chalatenango por 14 años, pero dejó a la comunidad empoderada y con habilidades para continuar con sus proyectos de desarrollo y transformación. “Dejó fuentes de agua protegidas, una mejor carretera; hombres y mujeres capacitados en diversas áreas. Mi mamá opinaba que World Vision fue la esperanza que necesitábamos en ese tiempo. Marcó mi vida ser patrocinada porque es una experiencia preciosa.   Si estuviera frente a mi patrocinadora le diría GRACIAS por que sus palabras en las cartitas me impulsaban a ser buena estudiante”.

Muchos niños y niñas que fueron apoyados por World Vision en esa época, ahora son profesionales al servicio de la sociedad como pastores, maestros, comunicadores, deportistas, administradores de empresas, médicos, padres y madres responsables…Esa es la recompensa de la contribución de cientos de patrocinadores de Canadá, Estados Unidos, Corea, Taiwán y Japón que  han invertido en la niñez salvadoreña. 

“Hago un llamado a quienes han sido patrocinados, para que juntos y juntas apostemos  a la niñez, desde nuestros puestos de trabajo. No ayuda el que tiene sino el que quiere.  Los niños y niñas a veces solo necesitan un pequeño empujoncito para salir adelante. Para mí el patrocinio significó ese empujoncito que me lo dio mi Patrocinadora y así pude  transformar mi vida, y la de mi comunidad”, finalizó Sofía.