El gran amor de un padre
Historia escrita por Katia Maldonado
¿Que estaría dispuesto a hacer un padre por la salud de su hijo? Una pregunta que inmediatamente responde Juan de Dios Castro: “A DAR LA VIDA si es posible…”, enfatiza, mientras en su cara se dibuja una gran sonrisa al ver a Noé, su pequeño hijo de casi tres años de edad, quien corre para abrazarlo, y para pedirle que jueguen con la pelota de fútbol.
Es hermoso ver a un padre amoroso, que con orgullo y dulzura carga a su hijo en brazos, y que habla del compromiso que conlleva tener hijos, “Ser papá es una gran responsabilidad, pero es un regalo de Dios inexplicable, no cabe duda que los hijos son quién completa la felicidad de cualquier hogar”, así se expresa Juan de Dios quien a sus casi 50 años de edad volvió a experimentar por décima vez, la alegría de ser padre.
Noé que significa en hebreo “tranquilidad”, es llamado por su papá “Milagro de Dios”; y no es para menos los médicos lo habían diagnosticado con invalidez, debido a un quiste en la columna vertebral. Pero su futuro sería diferente gracias a su deseo de vivir, a la fe de toda su familia y al apoyo de la organización que lo patrocina desde recién nacido.
En el año 2012, Noé estaba en el patio de su casa, cuando un vecino se le acercó y empezó a juguetear con él. Colgándolo de los pies, lo movía en círculos, y lo elevaba repetidamente, provocándole de forma casi instantánea un fuerte trauma que se desencadenó en dolores, fiebres y la inmovilidad de sus piernas. Al llegar su padre a casa, vio que el niño no paraba de llorar, se quejaba de un fuerte dolor. Decidieron llevarlo a pasar consulta hasta el municipio de Concepción Batres, a casi una hora de camino desde el cantón Ojuste Limpio, donde reside la familia Castro.
El primer médico que evaluó a Noé, señaló de culpable a Juan de Dios por el estado del niño, asegurándole que Noé no caminaba por estar muy consentido y aduciendo que la edad de su padre también era otro factor que posiblemente le había causado al niño los extraños síntomas. “Con mucho respeto le dije al médico que estaba equivocado y me fui. Pasamos varios días sin dormir por el estado de salud del niño. Luego fui y busque otra opinión, y al fin me refirieron a mi hijo al hospital Benjamín Bloom en San Salvador. En ese momento no pensé en nadie más que en el apoyo de Visión Mundial porque sabía que sólo no podría con tanto trámite y gasto económico”.
El Programa Solidaridad, donde patrocinan a Noé y cuatro hijos más de Juan de Dios, brindó apoyo inmediato a este caso especial. Noé recibió atención médica privada, se le realizaron exámenes que confirmaron un quiste en la columna vertebral, que le crecía de forma rápida, debido al acontecimiento traumático recibido que le aceleró el problema. La familia había pasado más de un mes en vela junto a Noé, el sueño se le interrumpía por el dolor y las fiebres, además no comía normalmente y esto lo había desnutrido. “Es lo más duro que he vivido, ver que diagnosticaban a mi hijo con una enfermedad que necesitaba operación y que no nos daban esperanza que quedara completamente sano y normal”, dice entre sollozos, Marcia, su madre.
La operación de Noé, se realizó con la coordinación de Visión Mundial en conjunto con el hospital de niños Benjamín Bloom. “Antes de la operación el médico me dijo que tenía que firmar una carta, donde le quitaba toda responsabilidad, por si mi hijo fallecía. Pero yo le dije: con gusto se lo firmo, pero mi hijo no va a morir, porque somos hijos de Dios, y Dios lo guiará a usted durante la operación. Me preguntó si yo era cristiano, y le contesté que sí, al momento llamó a otros médicos y les dijo que lo asistieran. El doctor me vio a los ojos diciéndome: tu fe va a ayudar a tu hijo.”, fueron siete médicos que estuvieron por hora y media en sala de operaciones.
La operación había resultado bien, solo que hubo la advertencia de que Noé nunca volvería a caminar, y le aconsejaron a los padres que consiguieran una silla de ruedas. Además, les dijeron que por lo menos Noé pasaría 90 días en el hospital, en recuperación.
Milagrosamente Noé se paró en su cuna a los nueve días de ser operado, los médicos y enfermeras estaban sorprendidos. “Este proceso significa para mí una esperanza de vida. Es la muestra que los milagros no sucedieron solo cuando Jesús estuvo en la tierra, sino que los milagros de Jesucristo se siguen cumpliendo, todo para que los que no creen ahora si crean en Él Dios vivo”. Al término de dos meses el niño estaba completamente saludable y tal como se reveló en un sueño a Juan de Dios, Noé regresó a su casa, caminando.
Visión Mundial apoyó a Noé con los viáticos, los exámenes y medicamentos (antibióticos, analgésicos). “No tengo con que pagar a los patrocinadores que apoyan a esta organización. Sé que más de 1,500 dólares han invertido en mi hijo solo en exámenes y medicinas. Con la pobreza económica en que vivimos hubiera sido imposible cubrir este gasto. Pero eso sí, nosotros pusimos de nuestra parte, no faltando a los controles, dando las vueltas necesarias para cumplir con los requisitos y trámites que exigían en el hospital. Creo que toda persona necesita poner la parte que le corresponde para que en su vida haya el logro que espera”.
La numerosa familia de Juan de Dios vive de la agricultura tradicional maíz, frijol y maicillo. Sin embargo, a pesar de las duras jornadas de trabajo, Juan de Dios, dedica tiempo a la labor comunitaria, apoyando a Visión Mundial en diferentes temas. “Dios me ha dado el privilegio de ser el Presidente de la asociación de Desarrollo Comunal Bendición de Dios. Me gusta trabajar para la comunidad, y sobre todo con el Programa de Visión Mundial por ser una institución confiable y que está enfocada en la niñez. Sé que mi aporte no impacta solo mi cantón, sino el futuro de la niñez del departamento de Usulután, del país y de todo el universo”.
La comunidad Ojuste Limpio ha recibido apoyo en el área educativa a través de la construcción de la escuela, capacitaciones agrícolas sobre siembra y elaboración de abono y pesticidas orgánicos, donativo de silos metálicos, atención en necesidades de salud y nutrición y próximamente se instalará el Círculo de Lectura Bíblica.
A sus dos años y ocho meses, Noé es un niño vivaz, quien con su espontaneidad expresa el amor que tiene por su padre, con su carita de inocencia y sus grandes ojos café, lo convence para que lo siente en sus piernas, mientras Juan de Dios realiza su relato de vida, donde la palabra agradecimiento se vuelve pequeña ante todo lo que ha recibido. “Mi sueño para Noé es que crezca y se desarrolle con normalidad. Si Visión Mundial no me hubiera ayudado, mi hijo estuviera postrado en una cama. Mi familia está convencida que Visión Mundial es el reflejo del amor de Dios. A los donantes y patrocinadores les deseo que al igual que a mí, Dios les supla toda necesidad y les conserve el buen corazón.”
En el año 2012 Visión Mundial a través del programa Solidaridad asistió seis casos especiales por enfermedades, entre las que están: operación de apendicitis, terapias de Lenguaje, problemas por síndrome Dawn, hepatitis A, entre otros.